Lun. Abr 29th, 2024

Escuchaba a Blanca Revenga en una de sus publicaciones de Instagram reflexionar acerca del pacto entre escritor y lector. En mi caso, entre poeta y lector. Y creo que tenía bastante razón y me hizo pensar que una de las cosas pendientes que tengo a nivel poético es establecer sólidamente ese acuerdo. Porque al final, lo que determina esa conexión contigo, que vas viendo crecer cuanto voy escribiendo en las redes, es la veracidad de esa poesía y del mensaje que encierra, ofuscado como una clave que oculta las tramoyas y los útiles del escenario para dejar ver la representación de la obra.

Por ello, esta necesidad que voy sintiendo de ir dejando migajas de pan para que encuentres un camino para llegar a conectar con mi poesía. Como si fuera una trasparencia que poco a poco va ganando claridad y dibujando un perfil más preciso de cada detalle. Ya inicié ese transito cuando añadía en algunos poemas que contenía La palabra perfecta un apartado que llamé «La otra mirada de  « y que ponía un contexto personal a esos versos en los que se centraba el foco.

Así pues, muchos poemas se van encadenando entre sí, entrelazándose y tomando un protagonismo especial. No es algo a primera vista evidente pero tengo que reconocer que a menudo enriquece esa lectura.

Y en estos días y semanas previas, la luna ha formado parte de las imágenes que han inspirado algunos de los poemas, dentro del marco de una nueva etapa poética que he etiquetado como Tierra de poesía y que nació en los últimos versos de Si escribo AMOR algo te duele. Realmente Tierra de poesía no se corresponde con un poemario sino diría con la semilla origen de un futuro libro.

Si Anzuelos representaba la búsqueda de la palabra perfecta y el poemario Si escribo AMOR algo te duele representa una mirada a la desmemoria poética, la entrada en esta etapa es una introspección a la misma poesía.

La luna como testigo en la conversación que el poeta establece al contemplar o recordar algo, ser vivo, inerte, memoria o entelequia. Siempre necesitamos un testigo que da fe de esa memoria poética. En uno de los poemarios lo fue la gaviota. Posteriormente la vieja Eternidad, que venía a compartir una ruta hacia el nacimiento de la poesía a través de la memoria vital. Y hoy es la luna la que permite al poeta conversar consigo mismo sobre aquello que están contemplando juntos.

Y tú a la vez eres testigo privilegiado de esto.

Me iré pero quedarán muchas de estas palabras que te ayudarán a encontrarme, algún día, a través de cada verso y poema.

Buen camino.